Es una enfermedad caracterizada por un aumento en la concentración de glucosa en la sangre debido a la incapacidad del páncreas para producir la insulina o la incapacidad del cuerpo para utilizarla adecuadamente.
La insulina es una hormona esencial para la vida. Todas las personas necesitan insulina de forma continua y variable las 24 horas del día, aunque no siempre necesitan la misma cantidad. Cuando una persona come, necesita más insulina y cuando está físicamente activa, necesita menos. La fábrica de insulina es el páncreas, una glándula situada en el lado izquierdo del estómago. Desde allí, la insulina ingresa al torrente sanguíneo y se distribuye por todo el cuerpo.
Nuestro cuerpo necesita energía para funcionar al igual que un automóvil necesita combustible. Podemos obtener esta energía de los alimentos que comemos. En general, la mitad de los alimentos que comemos contienen carbohidratos y cuando ingresan al estómago y a los intestinos, se convierten en glucosa, la forma más simple de azúcar, durante el proceso digestivo. Cuando los carbohidratos están en forma de glucosa, ingresan al torrente sanguíneo donde actúa la insulina. La insulina es necesaria para que la glucosa entre en las células y actúa como llave para que la glucosa se utilice como fuente de energía. Sin insulina, el exceso de glucosa puede acumularse en la sangre y causar hiperglucemia. La falta de alimento en nuestras células puede provocar pérdida de peso y fatiga.
¿Cómo se diagnostica? ¿Cómo se trata la diabetes?
El diagnóstico de diabetes se realiza a través de un análisis practicado en un laboratorio, midiendo la glucosa en sangre. Los valores normales de glucosa en sangre oscilan entre 70-100 mg/dl.
Si has notado síntomas parecidos a: fatiga, aumento de la sed y las ganas de orinar, visión borrosa, aumento considerable del apetito, hormigueo en manos y pies y una pérdida de peso sin motivo alguno, te recomendamos acudir a un profesional para realizar la prueba pertinente.
El tratamiento se basa en el equilibrio de tres factores: una correcta alimentación, los fármacos (ya sea antidiabéticos orales o insulina) y el ejercicio físico. La persona con diabetes deberá coordinar en todo momento estos tres elementos para que la glucosa se mantenga la mayor parte del tiempo en valores normales. Para ello deberá medir con cierta frecuencia la glucemia capilar a través de una gota de sangre del dedo.
La diabetes puede provocar complicaciones a largo plazo que pueden afectar a partes del cuerpo como los ojos, pies, riñones, corazón o cerebro; aunque pueden evitarse con un adecuado control glucémico.
¿Se cura la diabetes?
Es una enfermedad crónica que no posee cura, hasta el momento, aunque sí un tratamiento eficaz, que permite llevar una vida prácticamente normal.
Recomendaciones
Aunque no hay una dieta específica establecida como tal para la diabetes, la alimentación es un elemento esencial del tratamiento para mejorar el control glucémico, cuya eficacia es similar e incluso superior a la de muchos medicamentos. El deporte, con moderación, es otro pilar fundamental a la hora de evitar y controlar esta enfermedad.
Los profesionales adheridos a los cuadros médicos de los seguros de salud para la prevención y el diagnóstico de la enfermedad realizan las pruebas pertinentes y exploraciones necesarias a asegurados, además ponen a tu disposición un servicio de información y ayuda. Y, como muchas aseguradoras, una consulta online con el especialista idóneo. Toma nuestras recomendaciones en consideración, pero no olvides que es tu médico el que decide las medidas de control que debes tener de acuerdo al diagnóstico.