La piel seca es muy frecuente en la población, y factores como la exposición al frío, el envejecimiento o la irritación de agentes externos, pueden ser algunas de las causas por las que aparece esta afección. Cuando la piel es seca, suele ser por la abundante pérdida de humedad, por lo que suele deshidratarse considerablemente, y para empezar un tratamiento, deben observarse algunos síntomas como los siguientes:
- Descamación fina en zonas de la piel.
- Enrojecimiento.
- Rugosidad al tacto.
- Sequedad con líneas finas notables.
Además, no solo afecta al rostro, sino que puede afectar a todo el cuerpo siendo más frecuentes las manos, brazos y piernas. Esta afección puede aparecer de forma crónica o aguda, según las causas que pueden ser por:
- El cuidado de la piel. Con los baños excesivos o demasiados frecuentes la piel se puede secar, ya que muchos productos de higiene contienen tensioactivos que emulsionan los lípidos de la superficie de la piel, dañando de tal forma la barrera cutánea.
- La edad. Las personas en edad adulta o más mayor, tienen más posibilidades de desarrollar la piel seca, ya que la dermis de la piel produce menos sebo, que mantiene la piel suave e hidratada.
- Los cambios climáticos. Durante los meses de invierno, el aire, el frio y la calefacción, contribuyen que la dermis extraiga la sangre hacia ella. Y por el contrario, los climas secos, calurosos y aparatos acondicionados, hacen que se evapore el agua de la piel.
- Las enfermedades. Como la dermatitis de contacto o atópica, la diabetes, la tiroides y la glándula de los riñones, causan un exceso de piel seca.
Para hidratar la piel seca, se recomienda realizar baños cortos con agua templada y después, aplicar una creme humectante, ya que es el momento cuando la piel absorbe mejor y mantiene su barrera cutánea.