El trismo dental, es una condición anormal la cual impide abrir la mandíbula. Los pacientes con este problema, sienten que dicha zona facial, está como adormilada o congelada, de forma que no pueden realizar movimientos normales ni si quiera masticar. Además de esta dificultad, el trismo dental puede conllevar también un dolor intenso que afecta la calidad de vida.
Su causas pueden ser variadas, pues pueden ser desde enfermedades sistémicas, las cuales afectan a la contracción muscular del rostro y otras partes del cuerpo, hasta por reacciones secundarias a extracciones de piezas dentarias. Dado a que la contractura muscular implica a diferentes tejidos, hay que tener en cuenta que cualquiera de estos, puede verse afectado por una patología que incida, finalmente, en la contracción. A continuación, vemos las causas más frecuentes:
- Por infecciones de la región oral. Una infección de los tejidos de alrededor de la boca o dentro de la cavidad, también puede derivar en trismo dental. Esto suele ocurrir mayormente cuando existen abscesos o flemones, ya que de no tratarse a tiempo, desarrolla otras afecciones en las zonas circundantes.
- Por reacciones adversas a medicamentos. La mayoría de los medicamentos son capaces de generar contracturas musculares involuntarias, en cualquier parte del cuerpo, ya que pueden contener principios activos.
- Por la enfermedad del tétanos. Esta enfermedad causada por una bacteria, pero realmente la causa directa, es por la toxina neurotrópica que produce el microorganismo. El principal síntoma de esta patología, son los espasmos musculares, ya que pueden presentarse tanto en el cuerpo como en la cara.
- Por una cirugía oral. Los procedimientos quirúrgicos en la cavidad oral, pueden ocasionar irritaciones de estructuras adyacentes, que pueden derivar a un trismo dental, como un efecto secundario. Esto suele aparecer generalmente, con las extracciones de las piezas que presentan alguna dificultad para el odontólogo.
El trismo dental suele apreciarse prácticamente de inmediato, debido a que suele aparecer rápidamente y en menos de un día, llega a la contractura máxima, afectando casi siempre a ambos lados de la mandíbula.