Las hormonas tiroideas tienen un papel fundamental en el metabolismo celular y en la obtención de la energía. Una de ellas, la tiroxina, cuenta con una serie de cualidades específicas, que le permiten realizar su función. También es conocida como T4 o tetrayodotironina, la tiroxina, es una hormona formada por yodo, la cual se sintetiza y libera desde una glándula ubicada en la región anterior del cuello. La cantidad de dicha hormona, producida en la glándula correspondiente, es más mayor en relación con otras hormonas sintetizadas, pero, cuenta con una reducida actividad biológica.
La principal función de la tiroxina, está relacionada con el metabolismo y el crecimiento del propio cuerpo humano, aunque cuenta con una menor actividad biológica y una vida media mayor que la T3. Dichas características, convierten a la tiroxina como una sustancia esencial para mantener una reserva constante. Se puede decir que la tiroxina, funciona como la reserva plasmática y la T3 o la triyodotironina, es la forma activa de las hormonas tiroideas.
Diversos estudios, acreditan la participación importante de las hormonas tiroideas, incluso desde la vida intrauterina, pues son fundamentales para regular el desarrollo y el crecimiento del ser humano, constituyendo las siguientes funciones:
- Participan en el metabolismo óseo.
- Promueven el desarrollo cognitivo.
- Mantienen la función del sistema musculoesquelético.
- Intervienen en la producción de energía.
- Regulan el metabolismo celular.
- Alteran el funcionamiento del sistema cardiovascular y digestivo.
La afección más relacionada con la deficiencia de tiroxina, es el hipotiroidismo, una patología cuya causa común es una disminución en la producción o liberación de hormonas tiroideas, aunque también puede aparecer por resistencia periférica.