Esta patología se trata de un desorden neurológico que dificulta la capacidad de escribir de forma correcta ya sea a mano, en mecanografía y ortográficamente, en las personas que la padecen. Suele padecerse frecuentemente en la población más joven, es decir, en niños y en adolescentes, pues es un método de aprendizaje y práctica.
La disgrafía, no solo dificulta la escritura, si no que también influye en la coherencia de las palabras que se escriben. Ocurre por la atención focalizada en el transcurso de la escritura, consiguiendo de tal forma, que se la más aplicada para conseguir expresar ideas o conceptos. Para detectar dicho trastorno, podemos distinguir algunos de sus síntomas como por ejemplo:
- El borrado repetitivo de las palabras escritas.
- El mantenimiento del tamaño de las palabras del texto.
- La formación correcta de las letras.
- Dificultad para escribir adecuadamente las palabras, es decir, con faltas ortográficas, colocación o ausencia de letras.
- Dificultad para escribir en línea recta y colocar los espacios cuando se precisen.
También se puede percibir la disgrafía en la forma de coger el bolígrafo, en la postura de la persona o en la orientación inadecuada del folio al escribir.