La gestación anembrionaria es un tipo de específico de aborto, en la que no se desarrolla ningún embrión posterior a la fecundación. En la mayoría de los casos, se puede desarrollar una gestación normal un tiempo después de haber sufrido este tipo de gestación. Puede causar un gran impacto en aquellas mujeres que lo hayan sufrido e incluso ser un problema bastante ocurrente.
Como bien mencionábamos anteriormente, se trata de un tipo de aborto específico, por lo que con el paso del tiempo, se produce la expulsión del contenido y también del saco embrionario. Este tipo de gestación, suele ocurrir en el principio del embarazo cuando se diagnostica que no existe, y según varios especialistas, suele ser el motivo de la mitad de las pérdidas de embarazo.
Aunque no se desarrollan los tejidos que forman al embrión, el crecimiento sigue su cauce de las células del saco gestacional, siendo las que producen síntomas comunes del primer trimestre de embarazo, por lo que las pruebas de embarazo, suelen tener un resultado positivo sin ser una gestación viable. Muchas mujeres pueden tener un aborto espontáneo y otras, prefieren someterse a una serie de tratamientos para producir la expulsión.
Los síntomas más frecuentes que se suelen experimentar con una gestación anembrionaria, son las náuseas y los vómitos, aunque también puede presentarse una mayor sensibilidad de fatiga, en los cambios de humor o en el pecho y zonas mamarias, sin tener un sangrado menstrual.
Las causas por las que se produce este tipo de gestación, aún no se conocen en concreto, sin embargo, la mayoría pueden producirse por una anomalía genética.