Esta enfermedad, es muy frecuente en bebés que acuden a guarderías y aunque no se trate de una enfermedad que dificulte la salud del bebé, si puede dificultar la ingesta de los alimentos y resultar incómoda. Es una infección viral que afecta sobre todo a niños menores de cinco años, debido a que su sistema inmunitario, aún es deficiente para protegerlos del todo. No obstante y aunque sea menos común, también puede padecerse por adolescentes y adultos, remitiendo por sí sola al cabo de una semana o diez días sin dejar secuelas.
Dicha infección, tiene un tiempo de incubación que varía entre tres y seis días antes de presentarse síntomas característicos de la enfermedad. Uno de los primeros síntomas que aparece, es la fiebre, pero la principal lesión que caracteriza la enfermedad de manos, pies y boca, son las úlceras dolorosas que se ubican en el interior de la boca, garganta y labios, presentándose también en la palma de las extremidades mencionadas.
Durante los primeros días de la infección, la enfermedad de manos, pies y boca, es más contagiosa, pudiendo extenderse incluso por unas semanas. Dicho virus, puede encontrarse en las secreciones nasales, la saliva, el líquido de las vesículas o en la materia fecal humana, por las que al entrar en contacto con estas sustancias, se pueden contagiar los demás. También puede ser transmitida mediante el uso de objetos o por el contacto con alguien infectado, ya que la enfermedad suele ser asintomática en adultos y la transmiten sin darse cuenta.
El diagnóstico de ésta patología, se basa sobre todo en la visualización de las lesiones, pues sirve para diferenciar otras patologías que provoquen una sintomatología similar, como el caso de la varicela. El profesional sanitario, también puede indicar la realización de análisis de sangre y de las heces, ya que mediante estos, se podrán analizar los anticuerpos y aislar al agente etiológico.