La osteoporosis en una disminución de la densidad ósea, que se relaciona con un consumo deficiente de calcio y de vitamina D, una consecuencia que supone una mayor probabilidad de sufrir fracturas, y para evitarlo, el calcio juega un papel importante en prevenir y tratar problemas como estos. A su vez la osteoporosis, tiene varios tipos clasificados en primarios o secundarios. Independientemente del tipo de osteoporosis que sea, es muy difícil de detectar, ya que es una de las enfermedades asintomáticas y se hacen visibles cuando ya han aparecido las primeras complicaciones.
En casi todos los tipos de osteoporosis, existen dos factores de riesgo que deben ser considerados y tener en cuenta, como la edad y el sexo, debido a que esta patología suele afectar comúnmente a mujeres y a personas de edad avanzada. Esta enfermedad generalizada del sistema esquelético, tiene la principal característica de la pérdida de densidad ósea y el deterioro de la arquitectura de los huesos, comenzando a desarrollarse a partir de los 40 años, tanto en hombres como en mujeres. Como mencionábamos anteriormente, los tipos de osteoporosis se clasifican en dos grupos:
Osteoporosis primarias. En las que se encuentran las siguientes:
- Idiopática del adulto joven, que se presentan en hombres jóvenes y mujeres premenopáusicas.
- Idiopática juvenil, que se determina como un trastorno raro que aparece en jóvenes de entre 8 y 14 años de edad.
- Osteoporosis postmenopáusica Tipo I, que suele afectar a mujeres postmenopáusicas de entre 50 y 70 años de edad.
- Osteoporosis senil Tipo II, que afecta a hombres y mujeres mayores de 70 años, provocando fracturas en zonas del cuello femoral y caderas.
Osteoporosis secundarias. Estas aparecen en cualquier edad junto a otras patologías, respondiendo a su nombre dado a que derivan de otra enfermedad.
- Celiaquía, el problema que se da ante esta situación es la falta de una buena absorción de nutrientes esenciales para el sistema ósea, como el el déficit de calcio.
- Reumatismos, como la artritis reumatoide.
- Trastornos genéticos, como las enfermedades heredadas que pueden derivar a la osteoporosis.
- Enfermedades endocrinológicas, como por ejemplo la menopausia precoz o por patologías endocrinas como la insuficiencia suprarrenal.
Es muy habitual diagnosticar la enfermedad cuando se sufre una fractura ósea, ya que puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, de forma espontánea o por un leve golpe, por lo que siempre que un hueso se rompa con facilidad, debe considerarse osteoporótica.