El piercing dental es una técnica que permite llevar una joya sobre una pieza dental, con el objetivo de mejorar la estética. Forma parte de las tendencias de perforación como en las orejas, en la lengua, en el ombligo y en otras partes del cuerpo, como la que mencionamos en este artículo, que es ponerse un piercing en un diente. La colocación de dicho piercing, puede ser una joya, una piedra o una gema, sobre la superficie de un diente de la boca, con el objetivo de aportar brillo y algo diferente a la sonrisa. Esto es algo que esta de moda, ya que muchas personas, buscan con gran afán una sonrisa perfecta y atractiva, suponiendo como su mayor preocupación.
Se trata de un método no invasivo, indoloro y temporal, dado a que no supone la necesidad de tener que perforar la pieza dental. Se puede optar por diferentes formas, tamaño y tipo de elemento a colocar y suelen elegirse los dientes incisivos laterales y caninos superiores, para que se noten más al sonreír. Estos piercings, suelen tener una durabilidad de aproximadamente seis semanas o incluso más de un año, dependiendo del método que se haya elegido, ya que algunos, suelen adherirse de forma temporal y otros sin embargo, pueden cementarse para que su duración sea más prolongada.
Lo más recomendable para su colocación, es recurrir a un odontólogo especializado, ya que será quien mejor pueda recomendar, evaluar y usar, tanto la situación bucal de la persona que desee implantarlo, como para manejar los materiales adecuados para evitar posibles inconvenientes. La mayoría de las veces, la decisión de implantar un piercing dental, se debe como hemos mencionado en el primer párrafo, se debe a cuestiones de moda o estética, pero también, pueden colocarse en ciertos lugares, para poder ocultar manchas y defectos de coloración dentarios, o incluso, para desviar la atención de defectos en la mordida.
Tras la colocación de este tipo de adorno, no tiene por qué existir ningún tipo de dolor e incomodidad, ya que se puede seguir con la vida habitual de forma inmediata. Hay que tener en cuenta las recomendaciones de cuidado que pueda aconsejarnos el odontólogo que nos lo haya puesto, para que dure el tiempo estimado y no se despegue antes de lo previsto.