Aumentar nuestra fuerza de voluntad, implica reconocer nuestros límites para poder desafiarlos racionalmente. La fuerza de voluntad, puede ayudarnos a mejorar la productividad, así como muchos otros ámbitos de la vida. En definitiva, es la constancia hacia cada meta definida, la cual no siempre resulta fácil mantener. Al restar importa a ser persistentes y mantener la voluntad, desistimos en todo aquello que queremos conseguir. Una de las situaciones más comunes en personas fumadoras, es dejar este mal hábito, por lo que necesitan mucha fuerza de voluntad para lograrlo. El problema de ello, es que los logros que merecen la pena, en este caso para cuidar nuestra salud, no se consiguen fácilmente
Las personas que no saben cultivar la fuerza de voluntad, suelen estancarse en su recorrido hacia la meta, pues si no se tiene una motivación prolongada, el fracaso es casi inmediato y por tanto, se hace más imposible conseguir la realización personal. Echar la culpa de los fracasos al destino o a la mala suerte, es una forma de aliviarse cuando no se consigue lo que se desea, pero, esto significa no hacerse responsable de los errores y por tanto, carecer de voluntad propia.
Una de las formas con la que mejor se puede afrontar la falta de motivación, es con acciones productivas que conllevan a un resultado esperado. Además, dentro de este cuadro, debemos tener en cuenta la creatividad, pues también tiene un gran valor. En el caso de los estudiantes, ocurre cuando no tienen ganas de estudiar, pero obviamente saben que deben hacerlo. Aquellos estudiantes que se agotan de estudiar de la misma forma, deben idear otro nuevo sistema para, para encontrar de nuevo la motivación necesaria.
Sin duda, para mejorar la motivación intrínseca, es necesario realizar un análisis de nuestra propia experiencia y reconocer donde se encuentra el error. Algunos de estos consejos, nos serán útiles para recobrar fuerza de voluntad y seguir hacia delante hacia nuestra meta:
- Definir los objetivos y la finalidad. Tener claros los objetivos, y una planificación, nos ayudará a obtener mejores resultados.
- Fijar metas realizables. Es fundamental que nuestras metas sean realistas, diferenciando aquello que podemos realizar de lo que es inalcanzable y conociendo nuestras limitaciones.
- Registrar el proceso. Tener un registro de los avances cumplidos, es satisfactorio y además, nos invade de una sensación de entusiasmo. Por otro lado, también nos permite aprender de los errores y mejorar de cara a nuevos retos.
- Premiar el esfuerzo. Valorar el tiempo invertido en los proyectos, o estar cansado tras una larga jornada laboral, debería de ser más premiado.
- Aprender de los fallos y errores. Estos son aspectos totalmente naturales en cualquier proyecto, pues equivocarse, no es malo sino que beneficioso, ya que tras ellos aprendemos a no repetir los mismos fallos.