Como bien sabemos, la pubertad es esa época en la que niños y niñas se desarrollan tanto física como emocionalmente, para convertirse en hombres y mujeres. Lo más frecuente es que dicha etapa comience sobre los diez años para las niñas y sobre los once para los niños, aunque hay personas en las que esta etapa ocurre en edades anteriores, por lo que se conoce como pubertad precoz. En nuestro país, la edad en la que se considera que la pubertad es anticipada, es a los ocho años para las niñas y a los nueve para los niños, pues la Asociación Española de Pediatría, la define como la aparición de características a una edad no fisiológica, cuando ocurre con dos años y medio de antelación a la habitual.
La pubertad en su comienzo, hace que el cerebro produzca una hormona llamada gonadotropina provocando que el cuerpo produzca estrógenos en el caso de las mujeres y testosterona en el caso de los hombres desarrollando las características sexuales. Este proceso en el caso de la pubertad precoz, es desarrollado antes de lo habitual debido a causas muy variadas y teniendo más probabilidad en personas más propensas, como por ejemplo: aquellas que tienen sobrepeso, que reciben radioterapia, por el contacto con hormonas sexuales mediante la toma de medicamentos…
Para detectar la pubertad precoz, podemos fijarnos en los síntomas que más fácil pueden apreciarse, siendo los más propios en el desarrollo de los adolescentes:
- Vello púbico y en las axilas.
- Crecimiento acelerado.
- Acné.
- En los niños, el agravamiento de su voz, el vello facial y el crecimiento del aparato reproductor masculino.
- En las niñas, el comienzo de la menstruación y el crecimiento del pecho.
- Olor corporal propio de un adulto.
Una de las consecuencias más habituales de la pubertad precoz es que con la maduración, se detiene el crecimiento, de forma que si no se trata, la estatura no se desarrollará de manera normal y puede tener una estatura baja en la edad adulta.