Al ponernos en el lugar del otro, conseguimos un mejor entendimiento y una mejor comunicación con la otra persona. La capacidad de tener empatía, no solo nos pone en el lugar de otro, sino que nos ayuda a comprender los estados anímicos de esa persona, los que nos permite reconocer sus emociones y sentimientos, para una respuesta adecuada. Pueden darse tres tipos de empatía:
- Empatía Afectiva: se asocia con los sentimientos que aparecen por las circunstancias que está pasando la otra persona, es decir, se siente lo mismo que siente la otra ya que el cerebro imita las emociones ajenas.
- Empatía Cognitiva: este tipo de empatía, intenta comprender a la otra persona desde una perspectiva intelectual, sin tener que involucrar los sentimientos. Suele ser más empleada con el objetivo que desarrollar un plan para ayudar a la otra persona.
- Preocupación Empática y Simpática: se desarrolla como un instinto natural para ayudar a otra persona, que tenemos todos y que aparece incluso cuando no se ha pedido.
Con la empatía además de conocer los sentimientos y circunstancias del prójimo, también nos aporta:
- Comprender lo que sucede a otras personas.
- Mejorar la resolución de conflictos.
- Conocer otros puntos de vista.
- Fortalece las relaciones establecidas.
- Permite una actitud más positiva e implica respeto por opiniones ajenas.