Tras días de intenso calor, la llegada de las tormentas, lluvias y bajas temperaturas, puede provocar una serie de efectos sobre la salud. El cambio de una estación a otra o los cambios climáticos, pueden alterar los ciclos naturales, por lo que pasar del calor al fío, y del frío al calor como podemos apreciar estos días, puede afectar y alterar nuestra salud.
Nuestro organismo tiene un sistema totalmente natural que regula la temperatura, dependiendo de la producción y pérdida de calor. Cuando las temperaturas se elevan, nuestro cuerpo reacciona y activa su mecanismo de termorregulación para refrescarse, pero en ocasiones, la sudoración que se produce para ello, no es lo suficiente, lo que conlleva a que la temperatura corporal se eleve de forma que pueda perjudicar nuestra salud.
Uno de los trastornos más comunes que se producen en esta estación del año, es el golpe del calor, compuesto por fiebre, agitación, piel seca, sudoración excesiva, náuseas o vómitos. Es una de las afecciones por el calor más graves, ya que produce una hipertermia que debe atenderse con urgencia. Los golpes de calor, suelen producirse debido a la exposición a ambientes calurosos durante la practica de ejercicios y también en reposo, reconocida también por una insolación sin esfuerzo.
Para evitar que los cambios bruscos de temperatura afecten a nuestra salud, podemos tomar una serie de precauciones como las siguientes:
- Intenta mantener una temperatura entre 21 y 23 grados, en tu hogar o puesto de trabajo.
- Lleva siempre una chaqueta a mano por si la temperatura, desciende de forma repentina.
- Mantente hidratado al realizar ejercicio físico y especialmente en los días de verano.
- Haz uso de protectores solares, gorros y parasoles en los meses de verano.
- Quítate el abrigo en lugares donde esté puesta la calefacción para facilitar el tránsito hacia el ambiente frío.