Es muy frecuente que en el momento de hacernos una herida, no sepamos muy bien que hacer, por lo que posteriormente, su aspecto pasados unos días, sea preocupante y suele ocurrir, cuando se ha infectado, algo normal y frecuente en las heridas como los arañazos o raspones, pero que no debemos dejar de lado para que no presente problemas para nuestra salud.
Las heridas suelen infectarse por contener suciedad o saliva, por no haberla lavado con agua y jabón o alcohol, o incluso por tardar en cicatrizarse. Para detectar una herida infectada, puedes fijarte en señales como el mal aspecto y olor desagradable, la secreción de pus, ausencia de la cicatrización… Los cuidados de las heridas son tan importantes como mantenerlas, de tal forma, evitarás molestias más graves y podrás prevenir efectos negativos para tu salud.
PRIMERO: en el momento de descubrir una herida, se debe lavar con abundante agua y jabón para retirar los restos de suciedad y sangre, y secarla con una gasa en vez de con algodón.
SEGUNDO: para evitar que la infección se agrave, puedes vendar la herida con vendajes estériles, procura que al hacerlo, tus manos estén totalmente limpias para no contaminarla.
TERCERA: tras haber pasado unos días y no ver mejoras en la herida, es recomendable visitar al médico para darnos su diagnóstico y saber si se trata de algo más complejo, que requiera antibióticos.
CUARTO: controla tu temperatura tras la herida, pues si los grados que marcan son más altos de lo habitual, es posible que la herida te esté afectando de forma severa con fiebre, por lo que también deberías visitar al médico.