Tras la erupción volcánica en la isla de La Palma, muchas personas sienten angustia y nerviosismo por el estado de sus bienes inmuebles y pertenencias, y es que ante una situación tal y como ésta, es de reconocer normales dichos síntomas, pues las propias imágenes que muestran los diferentes medios de información, ya son muy estremecedoras, por lo que vivirlo en primer plano, debe ser aterrador. No cabe duda de que este año, la naturaleza no deja de sorprendernos.
No sólo la erupción volcánica está causando malestar y problemas en la salud de los habitantes de la isla, sino que todo el humo que éste desprende, también emite un gas incoloro, irritante y de olor penetrante, que tiene graves consecuencias para la salud, lo que se conoce como el dióxido de azufre (SO2). Aunque no se trate de un gas inflamable ni explosivo, la exposición al mismo puede conllevar a sufrir riesgos en la salud, ya que pasan de forma directa al sistema circulatorio por las vías respiratorias, causando efectos como los siguientes:
- Inflamación en las vías respiratorias.
- Edemas pulmonares.
- Dificultades para respirar.
- Irritación ocular tras la formación de ácido sulfuroso sobre las mucosas húmedas.
- Alteraciones psíquicas,
- Colapso circulatorio.
- Paro cardíaco.
Además, el dióxido de azufre también se ha asociado a problemas de asma y bronquitis crónica, ya que no sólo se produce tras la erupción de volcanes, sino que también pueden producirse tras la combustión de productos petrolíferos, la quema de carbón en centrales eléctricas y calefacciones centrales. Para evitar que este gas cause daños en nuestra salud, es muy importante cerrar puertas y ventanas para que no entre en la vivienda, evitar la realización de actividad física en el exterior de la zona afectada, intentar que la estancia en el exterior sea alejada de la zona del humo y que el tiempo en ella, sea lo más limitado posible.
Esperamos que la situación de La Palma acabe pronto y por supuesto, que la salud de toda su población no se vea afectada.