El aceite de palma, es un aceite vegetal, producido a raíz de los frutos de la palma africana. Se trata de un producto alimenticio, cuyo consumo ha creado polémica en los últimos años, ya que es el segundo aceite más utilizado en todo el mundo, pero sus efectos tanto en la salud como en el medio ambiente, pueden perjudicarnos. Aunque forme parte de muchos alimentos de consumo regulas, sea empleado en la cosmética y usado como combustible, no es una de las opciones más adecuadas, a nivel nutricional.
Actualmente, ya son muchos los alimentos que han sustituido este aceite por otro más saludable, aunque aún podemos encontrarlo en bollería industrial, productos untables como las cremas de cacao, en aperitivos, en productos precocinados o en coberturas, en productos de limpieza y en productos de higiene personal. Desde la industria alimentaria, no ocultan los efectos negativos que el aceite de palma a largo plazo, puede producir en nuestra salud, y aunque su uso no esté prohibido, su alto contenido en grasas saturadas, puede generar impactos negativos como los siguientes:
- Produce enfermedades metabólicas, debido a su composición en ácidos grasos.
- Incrementar el riesgo de cáncer, debrido a su proceso de refinamiento a temperaturas demasiado elevadas.
- Aumenta los niveles de colesterol, ya que sus grasas son saturadas, por lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares crónicas.
Para evitar su consumo, lo mejor que podemos hacer, es leer las etiquetas de los productos alimentarios antes de comprarlos, ya que puede definirse como: manteca de palma, grasa vegetal, aceite de palmiste, sodium palmitate…