Tanto el perfeccionismo como la depresión, tienen una estrecha relación, pues la primera, se trata de una expectativa irrealizable, generando una frustración constante. Nuestro estado de ánimo, se ve afectado cuando no estamos satisfechos con lo que realizamos, por lo que ciertos rasgos de la personalidad, pueden incidir en la aparición de la depresión.
El perfeccionismo, se entiende como un esquema mental desadaptativo, que ocasiona problemas de comportamiento, pues la expectativa de perfección, puede expresarse de diferentes formas, por ejemplo, algunas personas se exigen demasiado a sí mismas, mientras que otras tienen demasiadas expectativas en los demás. De cualquiera de las maneras, debemos evitar que nuestras vidas se orienten a un ideal de perfeccionismo, ya que cuando tenemos la necesidad de que todo salga de tal manera, nuestra autoestima se ve afectada.
La principal causa de la depresión y del perfeccionismo, es un estilo de crianza disfuncional, es decir, aquellos padres que han exigido mucho a sus hijos, con el paso del tiempo, les han podido provocar frustraciones. Los niños que han crecido que en ambientes hostiles, educados para conseguir resultados por encima de otras cosas, se vuelven personas insensibles y perfeccionistas. Tener la autoestima baja, es un factor de riesgo para la personalidad perfeccionista, pues estas, al no conseguir establecer su autoestima, se refugia en la idea de ser perfectos.
Tras todo lo anterior mencionado, la relación que existe entre perfeccionismo y problemas de salud mental, tal y como es el caso de la depresión, es clara, pues además de la depresión, la ansiedad también es una patología asociada. Estas son desarrolladas, cuando no se puede satisfacer la expectativa de la perfección, pues estas personas con ello, se auto maltratan emocionalmente, por no conseguirlo.