El virus del herpes simple, es causante de una de las infecciones más frecuentes en los seres humanos, pues según la OMS, en muchos de los casos, es una condición latente, que se puede reactivar por el estrés, un condicionante para muchas enfermedades. Todas las personas, experimentamos ciertas cantidades de estrés en el dúa a día, y cuando dichas cantidades son excesivas, surgen complicaciones. Muchos de los pacientes con herpes, empiezan a desarrollar síntomas tras episodios estresantes, por lo que a continuación, mostramos la relación entre ambas.
Lo primero que hay que tener en cuenta, es que el estrés es consecuencia de una serie de cambios que se producen en nuestro organismo, con el objetivo de poder adaptarnos o para responder a situaciones demandantes. Este mismo, se regula por hormonas, de las cuales el cortisol es una de las más importantes. En resumen, podría decirse que el estrés se trata de un proceso natural, que nos ayuda a superar obstáculos y resolver problemas, por lo que todos lo experimentamos en mayor o menor cantidad.
Varios investigadores, saben que el estrés coacciona el funcionamiento del sistema inmunitario, traduciéndose en cicatrizaciones más lentas, la reducción de la efectividad de las vacunas y por supuesto, a la reactivación del herpes por estrés. Además, el herpes al tratarse de una enfermedad que no tiene cura y se manifiesta por brotes, un paciente puede tener varios de estos brotes al año. o transitar por varios años sin manifestar síntomas.
Pese a que se pueda desarrollar el herpes por estrés a corto plazo, lo cierto es que es más frecuente que este virus se reactive frente al estrés a largo plazo, lo que significa que se sufre tras experimentar estrés por varios días o semanas. Los episodios estresantes a largo plazo, son una buena forma de predecir el brote del herpes. por lo que las personas que lo padecen de esta forma, pueden prevenir su aparición o aliviar sus ´síntomas en los primeros días.