Un gran deportista, no sólo destaca por su técnicas o por su físico escultural, sino que además destaca por tener una fortaleza de hierro a nivel mental, ya que para tener éxito en el deporte, es preciso resistir, esforzarse y perseverar. Las metas no son fáciles de alcanzar y muchos se quedan a mitad del camino, por la razón de que no son capaces de cumplir exigencias ni tolerar situaciones de alta presión. La fuerza mental por lo tanto, se desarrolla con el entrenamiento, requiriendo además de cierta paciencia.
La carrera deportiva de cualquier atleta, es un largo camino en el que ha tenido que superar todo tipo de obstáculos, por lo que si hay algo que enseña el deporte, es que los resultados inmediatos no existen. El hecho de que un deportista tras pasar una temporada compleja gane un trofeo, resulta muy inspirador, ya que todo el éxito que se precie es solo una pequeña porción de lo que es su vida, pues para llegar a conseguirlo, ha tenido que trabajar intensamente y ha aprendido a ser paciente consigo mismo.
Para mantener la motivación y el impulso en el deporte, es igual de importante el establecer metas a largo plazo y pequeñas en un periodo inmediato, pues ambas deben estar relacionadas entre sí, de forma que la consecución de las pequeñas, lleguen a facilitar el desarrollo y cumplimiento de las grandes, que es lo que quiere todo aquel deportista al fin y al cabo.
La fortaleza mental, pese a que no es algo físico, se trabaja como si fuese un músculo más en cada entrenamiento, sometiéndola a situaciones de presión. De esta forma, cualquier persona consigue pese a las dificultades, la capacidad de sacar lo mejor de sí misma sin venirse abajo. A muchas personas, les sirve como inspiración seguir el ejemplo de un deportista que destaque por su fortaleza mental, para mantener la motivación y alcanzar la meta.