Estas pequeñas lesiones, resultan realmente molestas aunque no suelan ser graves, sin embargo, en algunas ocasiones pueden ser síntomas de enfermedades más serias. Las aftas bucales son pequeñas úlceras o llagas abiertas que se originan en la mucosa de la boca. Estas lesiones tienen un color blanco o amarillento y están rodeadas por un área brillante y de color rojo. Estas pupas, pueden aparecer en cualquier parte de la boca, siendo más frecuente en el interior de las mejillas, la base de las encías y la zona interior de los labiosñ
Pese a que mucha gente las confunde con el herpes labial, estas no son un problema de salud grave sino que son lesiones benignas y no contagiosas que desaparecen con facilidad. Las causas de las aftas no son del todo claras. Se suele relacionar su aparición con desbalances del sistema inmunitario, factores hereditarios o agresiones mecánicas. Por otro lado, hay otros detonantes que favorecen la aparición de aftas:
- Desequilibrios hormonales.
- Infecciones virales o inmunodepresión.
- Tabaquismo.
- Limpiezas agresivas.
- Alergias o intolerancias a ciertos alimentos.
- Lesiones bucales.
- Estrés emocional.
- Contacto con productos químicos agresivos o sustancias muy calientes.
- Deficiencia de ciertas vitaminas y minerales en la alimentación, como hierro y vitaminas B9 y B12.
- Traumas locales, como las mordeduras accidentales.
La mayoría de las veces, un afta se forma en la mucosa de la parte interior de las mejillas y labios y también, pueden aparecer en el paladar, la lengua o en la base de las encías. Entre los síntomas de las aftas encontramos: fiebre moderada, dolor en la zona de la llaga, ganglios linfáticos inflamados, malestar general… Estas molestias, suelen disminuir al cabo de siete o diez días, llegando a requerir hasta tres semanas para que sane por completo.