Lo mejor para tratar la gastroenteritis es ingerir líquidos para evitar esa deshidratación y extremar las medidas de higiene para evitar trasmitir el virus en nuestro entorno cercano.
1. Hidrátate mucho, pero poco a poco.
Durante los episodios más agudos, asegúrate de reponer los líquidos y sales que estás perdiendo, bebiendo muchos líquidos, pero no bebas demasiado de golpe, pues puede provocarte nuevos vómitos.
2. Consume sólo ciertos alimentos.
Durante la fase en la que aún existan síntomas, como la diarrea, hay que seguir una dieta específica como té o infusión para desayunar o merendar; arroz cocido y pechuga de pollo a la plancha para comer; y sopa de pasta, merluza hervida o jamón cocido para cenar.
3. Aliados en tu recuperación.
Algunas frutas como el plátano, membrillo, la manzana (pelada y rallada) y el níspero son muy recomendables durante la fase de recuperación de la enfermedad, pues, gracias a su composición rica en taninos y pectina, poseen propiedades astringentes. Durante la fase aguda no utilices leche, es preferible recurrir a los yogures.
4. No tomes antibióticos.
En el caso de la gastroenteritis vírica, es decir, causada por virus y no por bacterias, los antibióticos resultan totalmente inútiles. No existe medicación específica para esta afección; en todo caso, puede ser necesario tomar analgésicos o antieméticos para tratar posibles síntomas como los vómitos o la fiebre.
5. La deshidratación, bajo control.
Es la principal complicación de la gastroenteritis, por lo que es importante reconocer sus síntomas -piel seca y arrugada; irritabilidad o confusión; mareos o aturdimiento; latidos cardíacos y respiración rápidos, entre otros- y acudir al médico ante ellos. Además, el riesgo de deshidratación es mayor en los bebés y niños pequeños, por lo que los padres deben supervisar el número de pañales mojados cambiados al día cuando su hijo está enfermo.