El lunes, a nivel mundial fuimos muchas las personas que comprobamos que tres de las grandes redes sociales, dejaron de funcionar por completo, lo que causó diversas emociones en cada persona, pues unas sintieron más libertad y descanso, al no tener mensajes que contestar y poder realizar o recibir solamente llamadas importantes, pero otro grupo de la población, empezaron a experimentar sentimientos de ansiedad. La última situación, debe preocuparnos en gran medida, pues la caída de los servidores de aplicaciones, no tiene que suponer un riesgo para la salud.
Las personas nacidas antes del año 2000, recordarán lo que era la vida cotidiana sin llevar las redes sociales a cualquier lugar, aquella en la que solo podrías conectarte a la red de internet mediante un ordenador de sobremesa. Actualmente, vivimos con ellas cada minuto del día a día, lo que tiene sus ventajas e inconvenientes como la que destacamos en este artículo, y es la dependencia o adicción que podemos tener de ellas. Las redes sociales, nos permiten establecer el contacto con personas que están a kilómetros de nosotros y mantenernos informados de todo lo que ocurre, no obstante, también pueden crearnos una adicción al uso intenso de las mismas.
Generalmente, una persona dependiente a las redes sociales, es aquella que tiene un perfil en la mayoría de las existentes, con utilidad excesiva de las mismas, con el objetivo de recibir interacciones inmediatas y la necesidad de recibir gratificaciones como los «me gusta», los comentarios… El factor de riesgo que conlleva, es la baja autoestima de la persona, ya que cuando no se ha valorado personalmente en edades tempranas de su desarrollo, puede encontrar en estas redes sociales, un espacio en el que se siente segura.
Uno de los síntomas con las que se puede percibir la dependencia a las redes sociales, es la pérdida de percepción del tiempo, pues no son conscientes de la cantidad excesiva de tiempo que las dedican. La irritabilidad que provoca a consecuencia de no poder revisar las notificaciones o el aislamiento social voluntario de su propio grupo de ocio, también son otros síntomas que se intensifican de forma paulatina. Aunque este problema suela presentarse habitualmente en adolescentes, también puede experimentarse en otras etapas o circunstancias de cada persona, por lo que es importante determinarlo y eliminarlo para no dañar su salud en general.