El consumo de alcohol en exceso, puede acarrear serias consecuencias, y actualmente en los adolescentes, es más común, generando una serie de actos problemáticos, como hemos podido observar en varias ciudades estos meses atrás, con los botellones multitudinarios. No cabe duda, que las bebidas alcohólicas, están presentes en todo acto de celebración y reuniones, pues en la sociedad, se percibe como una actividad deseable. Teniendo en cuenta que su consumo puede ser perjudicial para la salud de los adultos, el alcoholismo en los adolescentes, también puede tener una serie de consecuencias, aún más severas.
El consumo de alcohol, cada vez comienza en edades más tempranas entre la población adolescente, lo que genera secuencias a corto y a largo plazo. Para saber como debemos abordar este problema, a continuación detallamos todo lo que se debe tener en cuenta y conocer como afecta el alcohol a la salud de los adolescentes. En primera estancia, el alcohol altera la acción hormonal propia de la pubertad, por lo que se ve afectado el crecimiento, presentándose las primeras consecuencias sobre todo a nivel psicosocial.
El aprendizaje, la memoria y la atención, se ven seriamente afectados, siendo mayores las consecuencias cuando el consumo de alcohol por parte del adolescente, es más frecuente y prolongado. También existe la posibilidad de que aparezcan en mayor medida, ciertas problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad o la baja autoestima. Por otro lado, cuanto antes se inicia el consumo, más probabilidades existen de que el joven genere una dependencia o adicción a estas bebidas.
Para poder prevenir el alcoholismo, es importante que desde el hogar se tomen una serie de medidas, pues aunque existan campañas de prevención o charlas en los centros educativos, los padres tienen una responsabilidad que se desarrolla por:
- Potenciar la seguridad y la autoestima del adolescente, desde los primeros años.
- Hablar con el adolescente sobre las consecuencias que potencia el consumo frecuente de alcohol, sobre su salud.
- Trabajar la comunicación asertiva y las habilidades sociales, de tal forma que el alcohol no sea necesario para relacionarse.
- Dar ejemplo con comportamientos propios. Es incoherente explicar o reñir a un joven sobre el consumo de alcohol, cuando los padres lo toman de forma frecuente.
- Promover la compañía de otros jóvenes con los mismos valores y ofrecerle alternativas de ocio saludables.