PREVENCION
Para prevenir una rotura fibrilar, hay que tener en cuenta una serie de aspectos. Primero debemos mantener cierto nivel físico, puesto a que si se realiza deporte de forma habitual, se prepara a los músculos y al cuerpo para realizar movimientos bruscos, ya que cuanto más preparado se esté, menos probabilidad existe de sufrir dicha lesión. Por otro lado, también debemos tener en cuenta que los excesos de deporte pueden perjudicarnos, es decir, el incremento de la intensidad de los ejercicios del entrenamiento, debe ser gradual, empezando con poco peso y duraciones cortas e ir incrementándolos según transcurra un tiempo.
Además, debemos dejar que los músculos descansen, ya que al igual que nosotros, estos pueden padecer fatiga y requerir reposo cuando lo necesiten entre sesión y sesión. Por último y no menos importante, es realizar una serie de entrenamientos denominados cruzados, es decir, aquellos que intercalan sesiones de otras disciplinas entre los entrenamientos de nuestro deporte habitual o favorito. Con ello, no sólo se trabajarán otros músculos, sino que también los trabajaremos a distintas intensidades.
REHABILITACION
La lesión puede clasificarse según su gravedad, por lo que dependiendo de esta, la duración de rehabilitación será de mayor o menor tiempo. Lo primero que debemos hacer, será garantizar al músculo el reposo que necesite, pues actualmente se intenta limitar más el tiempo de reposo relativo y volver a la actividad, pero esto puede conllevar a que en unos días, sea necesario de nuevo. Durante el tiempo de reposo que nos haya indicado un profesional, tendremos que cuidar la lesión, aplicando hielo sobre la zona, tratando de mantenerlo elevado y comprimirla.
Una vez que el dolor agudo ha desaparecido, se empezará por la rehabilitación específica, comenzando por suaves estiramientos y con movimientos sin resistencia, para que las fibras nuevas se costumbren a contraerse. Desde este momento, se irá añadiendo tanto peso como repeticiones, además de incluir también otra serie de ejercicios a medida que se vaya progresando. Esto también depende del grado de la lesión, la zona y el paciente, por lo que será necesario contar con la pauta de un fisioterapeuta durante las sesiones de rehabilitación, para reeducar al cuerpo y sobre todo, no perder el sistema de equilibrio.
Esta lesión se trata de una de las más importantes, por lo que se está analizando el uso del láser, para contribuir a su rehabilitación. Como hemos mencionado en el otro artículo, esta lesión puede padecerse durante semanas, llegando a incluso meses si es muy grave. Lo más ideal es mantenernos físicamente activos y no exceder la fuerza brusca cuando realicemos actividades físicas. Si aplicamos este gran consejo, podremos reducir de forma notable el riesgo de sufrir una rotura fibrilar.