Tanto la elevada carga emocional como física que llevamos en el día a día, influye en la aparición de la ansiedad, teniendo una serie de consecuencias, como la dificultad del descanso nocturno. Los problemas para conciliar el sueño, suelen ser debido a una mente que no deja de pensar y crear preocupaciones, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración e incluso sensación de ahogo. Este tipo de ansiedad es más frecuente de lo que imaginamos, incluso puede que sea la causa del insomnio frecuente que acorta la calidad de vida de muchas personas.
La mayoría de los trastornos del sueño, tienen una relación directa con los estados de ansiedad, pues es importante de tener en cuenta, ya que es más común cuando llega la noche y anhelamos descansar, pero justo ocurre todo lo contrario. Por otro lado, las condiciones como el estrés postraumático o la ansiedad generalizada, suelen ser los desencadenantes principales de un mal descanso. Además, lo más común que les suele ocurrir a muchas personas, es que al llegar la noche, tienen más nerviosismo o angustia.
La ansiedad nocturna, es un estado de hiperactivación y respuesta de alerta que interrumpe el descanso durante la noche. Lo evidente de este tipo de ansiedad, es que aparece con frecuencia en personas que padecen durante meses, sentimiento de inquietud, angustia o preocupación. Buena parte de las personas que sufren insomnio, tienen en común la presencia de una ansiedad acusada y en una escasa minoría, tratada, por lo tanto, queda una cifra considerable de personas que tienen insomnio debido a una ansiedad no tratada. Hay que tener presente que un mal descanso nocturno crónico, puede ser origen de diferentes patologías.
Uno de los síntomas principales que caracteriza la ansiedad nocturna es la hiperactivación, pues no solo la mente parece más dispuesta a dejarse llevar por las preocupaciones, sino que el cuerpo aun estando agotado, también acumula tensión como si se estuviese preparado para correr o en estado de alerta. Por otro lado, es común sentir taquicardias, sensación de ahogo, presión en el pecho y cefaleas o pinchazos en las sienes, entre otros signos.