Al rededor de casi trescientas millones de personas en el mundo sufren depresión, uno de los trastornos de la afectividad más frecuentes que provoca gran malestar e interfiere a la vida diaria de las personas que la padecen. Los trastornos de afectividad, son aquellos que se vinculan a la manifestación o expresión de estados anímicos extremos, siendo grandes obstáculos para las relaciones interpersonales y laborales y afectando generalmente a su salud y calidad de vida. Gran parte de estos trastornos, conviven con otros, por lo que es importante prestarles atención y abordarlos de forma precoz para evitar una situación más compleja.
Además de la depresión, otros trastornos de la afectividad más frecuentes que suele padecer la población mundial, son:
- Distimia. Estado de tristeza crónico y prolongado, con síntomas de falta de energía, baja autoestima, insomnio, dificultad en tomar decisiones o desesperanza.
- Trastorno bipolar. En el que el estado de ánimo oscila entre la manía o la depresión, ya que son polos opuestos. En el transcurso de episodios maníacos, la persona puede realizar conductas socialmente riesgosas e inapropiadas.
- Ciclotimia. Son altibajos emocionales, que no cumple todos los criterios para diagnosticar un trastorno como el anterior, por lo que se crea particularmente esta categoría.
- Trastorno afectivo estacional. Estado de angustia y tristeza que aparece y coincide con el cambio de estación al invierno.
En este tipo de patologías, no sólo interviene un único factor, sino que se dan una serie de circunstancias que incluyen también cuestiones biológicas, estilo de crianza, factores sociales, culturales, experiencias de vida o por cuestiones personales de cada persona. El abordaje de cada trastorno del ánimo lo más pronto posible, permite obtener un buen diagnóstico y fácil abordaje, mediante diferentes tratamientos como la psicoterapia y los fármacos que pueden obtener con el objetivo de recuperar la calidad y buena salud de cada paciente.