Las ampollas son incómodas y bastante frecuentes, pero por suerte también son fáciles de prevenir. Por lo general, se producen por fricción, cuando nuestra piel se roza con otra superficie, y pueden tratarse en casa.
¿Qué es una ampolla?
Una ampolla es una bolsa de piel con líquido acuoso, generalmente transparente, en su interior. Generalmente aparecen en las palmas y dedos de las manos, los talones y los dedos de los pies.
¿Qué puede causar la formación de una ampolla?
Normalmente aparece en las manos o en los pies por la
fricción, es decir, por el frote con otra superficie. En estos casos, podemos
distinguir:
Ampollas por fricción en las manos: suelen producirse cuando usamos
mucho algunas herramientas como las palas o los rastrillos. También aparecen si
utilizamos artículos de deporte como raquetas de tenis o barras de ejercicios.
Ampollas por fricción en los pies: sobre todo, al caminar o al correr. Suelen aparecer, sobre todo, al caminar o al correr, cuando usamos zapatos que nos quedan demasiado apretados o no tienen una forma adaptada a nuestro pie.
Además de la fricción, hay otras causas que pueden
producirlas como son:
Quemaduras del sol, químicas y térmicas (de segundo grado) Congelación
(de segundo grado).
Cómo tratar una ampolla correctamente en casa
¿Te molesta demasiado la ampolla? Si es así, puedes drenarla
o, lo que es lo mismo, extraer su líquido. De esta forma dejas intacta la piel
que la recubre.
Si puedes, sobre todo en los casos en los que te hiciste la
quemadura por culpa de productos químicos, mantén la piel quemada debajo de
agua fría de 10 a 15 minutos, hasta que ya no te duela tanto. Puedes utilizar
un lavabo, la ducha o una manguera, si la tienes a mano.
Si esto es imposible, coloca un paño húmedo y limpio sobre la
quemadura.
Una vez que hayas conseguido enfriar la quemadura, no rompas
la ampolla. Puede infectarse. Lo mejor para que tu piel se recupere es que te
apliques una capa de ungüento, como vaselina o aloe vera, sobre ella.
Cuándo acudir a un médico
Por lo general, las ampollas desaparecen solas o cuando te
las drenas en casa. Pero hay ocasiones en las que sí es conveniente que te
pongas en contacto con tu médico, sobre todo si.
Tienes fiebre y ves que el enrojecimiento se extiende, ya que
puede haber una infección detrás.
Te ves ampollas extensas.
Tienes ampollas en la cara o en yemas de los dedos sin motivo
aparente.
Notas que te aparecen nuevas ampollas sin una causa clara.
Cómo prevenirlas
Para evitar que te salgan ampollas por la fricción de los pies con los zapatos, lo mejor es que te pongas unos calcetines que absorban la humedad. También puedes probar con zapatos y plantillas diseñadas para evitar que aparezcan ampollas. Para las manos, puedes utilizar guantes.